sábado, 16 de marzo de 2013

EL CÁDIZ ESTE AÑO NO PASA DE LA Q3


Definitivamente este es el año de los paraguas. Curioso paralelismo se está produciendo esta temporada entre el tiempo y la marcha del equipo. Parece que para ver lo que sucederá en el campo basta con mirar los pronósticos del Weather. El domingo a las cinco, chaparrón en Carranza, no falla. La rachita es de mear y no echar gota. De visitante jugamos como nunca y perdemos como siempre y en casa el día que aguantan las nubes la tormenta perfecta se desata en la cancha, una tormenta de balonazos sin ton ni son y sin motivo aparente.  

Los aficionados ya han cambiado la bufanda por el chubasquero en vista de lo que está cayendo. Diez partidos para la bandera a cuadros y no se levanta cabeza. El Cádiz otro año más no va ser como la plata. Al contrario, coquetea peligrosamente con la categoría de estaño. El público comienza ya a oler a pan tostao. Se teme lo peor. Jornada tras jornada llueve sobre mojado. El fútbol, por desgracia, no funciona como la Fórmula1. No es cuestión de poner a los jugadores neumáticos de agua para mejorar sus prestaciones es que el coche lleva sin evolucionar desde hace meses y falla más que un Minardi. Así no hay quien esté arriba. Como le pasó a Alonso en su vuelta a Renault, el equipo se ha estancando y no da para más. Habrá que terminar la carrera como sea y esperar a que los ingenieros evolucionen el coche para el año que viene, si es que continúa la misma escudería. En esta temporada si el tiempo no cambia radical no pasamos de la Q3. 

lunes, 4 de marzo de 2013

EL SÍNDROME DEL COMENTARISTA GAFE

Después de meses de reproches a directivos, jugadores y entrenador, CADISTA DE FONDO ha hallado por fin el mal que asola al equipo y que le está llevando a realizar una temporada para echarla a los leones. El Cádiz padece este año el Síndrome del Comentarista Gafe (Teovargus, mexor callatus). Esta controvertida afección se produce como respuesta antagonista a las informaciones previas a los choques o durante las retransmisiones de los partidos en directo. En estos géneros periodísticos, el narrador/reportero tiende siempre a aventurarse sin base sólida alguna  a dar un pronóstico sobre el futuro inmediato de la contienda atendiendo bien a estadísticas aparentemente concluyentes, bien a criterios basados en impresiones personales. 

Una vez lanzado el pronóstico, este síndrome utiliza la probabilidad negativa para dar en los morros al experto futurólogo con unos hechos que acaban constantando precisamente todo lo contrario a lo profetizado. Así, si en baloncesto un jugador lleva 99 tiros libres seguidos anotando, la dinámica positiva se romperá en el momento en que el comentarista se atreva a  adelantar a que el jugador llegará a los 100 aciertos en el próximo tiro. No falla, ese lanzamiento y no otro lo escupe el aro. Esto sucede a la viceversa si el cenizo apuesta en esos momentos porque sea el rival quien no acierte. Si lleva 99 pifias, el tiro que hace 100 es canasta sí o sí.

Con el Cádiz, se está cumpliendo este año este síndrome tácito, variante deportiva de las conocida ley de Murphy ("Si algo puede salir mal, saldrá mal"). Después de un par de victorias ante rivales carne de descenso, se sucedieron artículos en prensa escrita y digital ensalzando en estadísticas la buena racha del equipo. Y en el último partido sin ir más lejos, un conocido locutor futbolístico, que no futbolisto, se lanzaba a la piscina a los pocos minutos del inicio de partido asegurando que el equipo metería tres o cuatro goles a un rival que llegaba a Cádiz con el agua al cuello. Dicho y hecho. El contrario acabó rompiendo la racha positiva y enésimo jarro de agua fría para una afición que este año se toma los cubatas del tiempo y a palo seco de tanto disgusto. 

La moralina del cuento es obvia: "cuando una esas lumbreras que nos alumbran con su impronta  las noticias del Cádiz CF no tienen o no se les ocurre nada que contar o se sienten iluminados con el don de la adivinación, mejor, como decimos aquí, "lee pa ti, picha; lee pa ti".