miércoles, 28 de noviembre de 2012

EL PARTIDO DE LAS LEGAÑAS

El sargento Melilla tocará diana este domingo a las once y media de la mañana en el Carranza en un duelo casi al amanecer que la prensa ya se ha apresurado en bautizar como el partido de las legañas. A pesar de lo intempestivo de la convocatoria y del sartenazo sufrido en Écija, la masa social ha hecho piña alrededor de la plantilla. Se ha organizado un atractivo programa de actividades con vistas a crear ambiente e intentar así que las gradas registren una buena entrada que ayude al equipo a cortar su mala racha de resultados.

Los brigadas acudirán al encuentro ataviados con uniformes de legionarios cadistas marcando bultaco y pelos de pecho y, en su afán de dar colorido a la contienda, han preparado un mosaico de más de 100 mil piezas con un dibujo de la cabra de la legión vestida con un pijama amarillo y azul que se escenificará en Preferencia a la salida de los equipos al terreno de juego. Y ya sobre el césped, una nueva sorpresa: presentación de la nueva mascota cadista: Legañito, un koala con  legañas como huevos fritos con querencia a quedarse dormido subido al larguero de la portería de Fondo Norte.

Con la clara intención de empañar la gran fiesta en ciernes del cadismo madrugador, voces discordantes han rechazado la versión oficial sobre la obligada hora del choque: "... para facilitar la vuelta a casa" del conjunto Lejía en el AVE Melilla-Cádiz. La sección Cierrabares acusa a la dirección del Club de oportunismo navideño y defiende que existen otros intereses más espúreos, fundamentalmente económicos, detrás de la instauración de este novedoso horario. En concreto, apuntan a una operación de marketing dirigida a promocionar la venta del nuevo despertador oficial del Cádiz, el Kuko Gagamilano, que será presentado en estos días en la peña Vamos los 13. La facción más crápula del cadismo asegura que con lo que se recaude del reloj, -cuya alarma sonará como la sirena de Astilleros para darle un aire más gaditano-, el Club pretende obtener los fondos necesarios para financiar los fichajes del invierno que ha pedido el técnico, y también sufragar una camiseta del Cádiz de 2012 al nuevo vicepresidente para que no salga más en las fotos con la de hace dos campañas.

Sea como fuere, la principal duda de la afición se centra ahora en conocer  cómo le sentará al estómago un café y una tostá con manteca colorá mezclado poco después con la obligada cerveza fría de previo de media mañana. Según los dietistas, esta combinación, acompañada con una nueva derrota, podría ser la puntilla para el ya de por sí castigado organismo del abonado cadista, condenado a vivir en riesgo de úlcera e infarto permanente desde el minuto 1 de cada temporada. Para evitar incidentes entre los más espabilados, y a pesar de que el Cluni de la 1 ha pronosticado un frío que pela para ese día,  el Club ya ha anunciado que impedirá la entrada a todos los que vayan al partido con el pijama puesto debajo del pantalón.









 


 

martes, 20 de noviembre de 2012

EVO MORALES, EN LA ÓRBITA DEL CÁDIZ

Evo Morales podría ser el nuevo as en la manga que se guarda la directiva cadista para reforzar al equipo con vistas al próximo mercado de invierno. El rumor corría como la tasa de paro entre los corrillos cadistas a pie de Estadio poco después del decepcionante empate a cero del conjunto local frente a los miguelitos de La Roda. La irregular marcha del equipo y la deslumbrante actuación del presidente boliviano en un reciente amistoso disputado en Carranza han acelerado las conversaciones de los máximos accionistas de la SAD para hacerse con los servicios deportivos del mandatario boliviano. Al parecer el americano, conocido en los círculos balompédicos como el Pato Yañez boliviano, estaría por la labor de recabar en el Club de la capital.

Las negociaciones se iniciaron este fin de semana coincidiendo con la presencia del político-futbolista en Cádiz en la Cumbre Iberoamericana de La Pepa. Según confirman fuentes lejanas, durante su breve estancia el presidente ha quedado encantado con la ciudad, la afición amarilla y el cazón en adobo y no le importaría iniciar aquí una nueva etapa de su vida y, de paso, ver así como se cumple un añorado sueño de infancia desde que comenzara a hacerle caños a las llamas allá por la altiplanicie.
 
Su horario de futbolista podría compaginarlo sin problemas con su  agenda como mandatario, que desempeñaría desde un nuevo cuartel general instalado en el flamante Hotel Atlántico. El dinero no sería problema, en principio el presidente solo pide un Todo Incluido para él y sus asesores en el establecimiento gaditano y barra libre de tortilla de camarones y paté de cabracho en el El Faro.
 
Sin embargo, aún quedan algunos flecos para rubricar el acuerdo. Evo Morales prentende bolivianivizar el equipo y son preciamente esos cambios los que hasta ahora están dilatando el acuerdo. Morales pide que el nuevo entrenador, Ramón Blanco, modernice su imagen y salga al campo con una peluca morena y con flequillo a lo Evo, un nuevo look por el que no estaría dispuesto a transigir el técnico gallego y que podría costarle el puesto poco después de su retorno a la entidad, dado que Morales ya ha declarado abiertamente su apuesta por el actual seleccionador boliviano Xavier Azkalgorta para el banquillo amarillo. El carismático político sudamericano quiere también reinventar la estética de la equipación cadista. Plantea que los jugadores salgan ataviados con un chullo (gorro de lana que cubre la cabeza y las orejas) y una chompa, jersey o suéter típico boliviano amarillo y azul con el anagrama Maca Andina boliviana, un producto natural que favorece la fertilidad y aumenta la virilidad masculina y que pasaría a ser el nuevo patrocinador del equipo. Tampoco se librarían de las reformas los suplentes, que sustituirían el peto por el poncho en los calentamientos, eso sí con los dorsales a la espalda.

Además de una nueva versión del himno del Cádiz tocado con quenas o flautas de junco, que el controvertido personaje pretende hacer sonar a la salida al campo del equipo, Morales ha propuesto sustituir los números del marcador por otros tejidos con alpaca, menos pesados y dañinos en caso de accidente o despeñamiento por goleada rival, y también que los cambios de jugadores se anuncien en Quechua, una de las lenguas más habladas en el país andino. Sería, según él, una forma de fomentar el  intercambio cultural entre ambos pueblos, muy vinculados histórica y culturalmente, aunque no tanto como Cádiz con Finlandia, tal y como se ha puesto de manifiesto a lo largo de los actos del Bicentenario de la Constitución de 1812.

A pesar del bombazo de dimensiones incalculables y lo que podría suponer esto para la ciudad, ya se han levantado  las primeras voces contrarias al fichaje. Estos detractores advierten de las previsibles intenciones de Morales de cara al futuro de nacionalizar el Estadio Carranza,  las gasolineras de la Avenida y el bar el Submarino amarillo para dotar a los aficionados de más espacios donde celebrar los previos de los encuentros con la comodidad y la amplitud que requiere un evento de estas características. A todos estos detractores, Evo les ha mandado a comer más pollo de campo.


miércoles, 14 de noviembre de 2012

PRIMERA PUNTATA: UN EQUIPO EN CONSTRUCCIÓN

Paciencia a los aficionados, que el equipo acabará explotando. Ese es el mensaje que trata de transmitir el Cádiz de los despachos y un par de pisos más abajo el del chándal y los Tórtola que están a ras de césped. El Gagamilano mecánico jubilará por fin a nuestro sufrido submarino amarillo en la memoria colectiva de las gestas cadistas que pasaron a los anales, o les dieron a otros rivales por el ídem en rocordadas contiendas. Al menos esa es la intención de los que han tomado el timón de la nave. De momento la máquina de hacer fútbol se asemeja más bien a una empanada de chocos en amarillo. Caótica a la hora de meterle mano e inconsistente y de apariencia inacabada. No hay por donde agarrarla y se descuajaringa en cuanto le atacan, en definitiva, una auténtica pesadilla al más puro estilo Halloween en su afección moraso de entresemana, resaca incluida.

 
El equipo se ha mimetizado con el estado vital de la ciudad: "Cádiz trimilenaria y bicentenaria, la tierra de las obras eternas, se sacude el polvo y se tapa los oídos por las taladradoras". Se ha convertido en un reflejo de ella a escala 104x65. El AVE, el puente, la plaza Sevilla, el Estadio... y, por contagio, el plantel,  han sido víctimas del extraño síndrome de La Pepa, un mal endémico gaditano  que condena al afectado a dejar para pasado lo que se puede hacer mañana.
 
Calles aldedañas cortadas, vallas, zanjas y escavadoras arruinan el otrora idílico paisaje del Carranza, dominado en sus tiempos dorados por el amarillo de los hinchas unidos en solidaria botellona y el estridente ruído de los trompetones porculeros, el hilo musical que anunciaba la buena nueva de la jornada futbolística venidera. Comprar una entrada ahora es misión casi imposible a prueba de voinas verdes. Antes de llegar a ventanilla hay que sortear boquetes, escalar escarpados taludes y aguantar colas eternas aunque solo haya uno delante. A este Grand Prix a prueba de aficionados solo le falta Ramón García, la vaquilla, y los cuatro tíos con cara de tonto vestidos de bolos de Villarriba de la Cuesta apadrinados por Fernando Romay para parecer un campo con empaque a la altura de la historia del club.

Hasta ahora, el Doce, (qué gran Trofeo iba a ser) sus fanfarrias, su pompa y su boato y ese idílico sueño de llegar a Primera a precio de rebajas, con inversiones y gestores a coste de saldo, cuenta sus promesas por fracasos. Y lo peor, mina como la pólvora la moral de los que le dieron sentido al cadismo, el verdadero DOCE, los que están ahí domingo tras domingo aguantando carros y carretas, viendo como cada año por cada alegría llegan diez desencantos porque las cosas no se hacen con un mínimo de cordura.
 
Es el precio que tiene que pagar una ciudad de tiesos, de gente humilde y sin emprendedores serios de taco gordo para seguir con esta penitencia de rasca y pica que sigue siendo ser cadista. Cádiz está obligado a dejar su Club al criterio del empresario mesiánico de turno que nos embauca con llevarnos a la tierra prometida por autopista sin pagar peaje. Hasta ahora solo han llegado falsos predicadores que toman lo poco que sacan del cepillo y salen corriendo. Esperemos que algún iluminado de buena fe, ojalá sea este el año bueno, haga que la cosa cambie y salgamos de este purgatorio por nuestro bien y el de toda nuestra Santa parroquia.

Y todo esto, no hay que engañarse, no es más que la consecuencia palmaria de un hecho constatado, que diría el fiscal de la operación Malaya. Desde hace varios años, el Cádiz ha entrado en bucle. Los hechos se repiten machaconamente sin que nada ni nadie logre sacar del pozo a la institución. Temporada nueva, dueño nuevo, plantilla nueva, nuevo carajazo deportivo y el bús del ascenso cogiendo polvo en el garaje... y así hasta hoy.  Este año parece que la película vuelve a repetirse. Aunque todavía queda margen para la gesta y es pronto para sacar conclusiones definitivas, la cosa no va por buen camino. La plantilla se empezó tarde y a retazos, como un disfraz de sábado de carnaval. Haciendo el paralelopípedo futbolístico de don Carnal a veces ese sábado se pega el pelotazo y otras se la pega uno porque han echao la reja pallá diez metros y el sujeto no pasa ni de la puerta de la carpa, la liguilla de ascenso en este caso. Es triste ver como una grada siempre bulliciosa se ha convertido ahora en una fábrica de pitidos. La parroquia ya está cansada de sobresaltos, el apoyo tiene un límite, y no tiende a infinito, tiende a echar la baraja como la historia se repita antes incluso de que el Estadio esté completamente terminado y niquelado.

El Carranza va a quedar fantástico cuando esté listo del todo, una monería seguro. La cuestión es saber si  para entonces  seguirá siendo el recinto deportivo del Cádiz con oficinas de adorno, un turístico hotel a pie de playa o la nueva meca de la fe mormona. Mientras todo eso se define, la última fase, la tribuna, bautizada como el tanatorio por los expertos en arquitectura más revisionistas, ha dejado una calle libre de tráfico y de ruidos, ideal para que los canes del barrio muevan sus cojoncillos al libre albedrío mientras trotan contentos, escoltando a sus amos, que le espetan a que hagan sus deposiciones por esa zona, que en el Estadio no hace falta recoger la caquita porque allí la están cagando continuamente.
 
Iniciamos una colecta de ideas, sugerencias e impresiones sobre cómo debería construirse el Cádiz CF del posbicentenario en nuestra sección de comentarios, y también de propuestas para que el equipo esté a la altura de su afición, lo único de Primera del actual patrimonio del Club. Venga ome, participa y echa el ratito, es gratis.