viernes, 23 de agosto de 2013

COMIENZAN LOS PREVIOS ´LOW-COST´

El pertinaz ruinazo que azota las carteras de los cadistas volverá este año a dar una nueva vuelta de tuerca. Renovar el carné de abonado ha sido un esfuerzo importante para la de Ubrique, así que para compensar el descuadre de la cuenta corriente, el aficionado se verá obligado a incrementar su política de recortes. Cádiz será pionera esta temporada en la puesta en marcha de un novedoso y emergente concepto de domingo futbolístico basado en la contención del gasto a saco: los previos low-cost.

El ajuste de cinturón implicará medidas que incluso ponen en peligro la amistad y la convivencia entre cadistas, pero no hay más remedio. En materia de transporte, se acabó el autobús. Al Carranza se desplazará uno andando, o a lo sumo, con la BH guardada en el trastero (pasar antes preceptivo pañito) que nos pusieron los reyes en los ochenta. Según un informe avalado por el Instituto de Ahorro para Tiesos Futboleros Gaditanos(IAT), aún comprando un candaíto de 12 euros y un par de llantas nuevas, compensamos el coste que supone adquirir el bonobús durante todo un año. 

Sin duda, la maltrecha hostelería será el sector productivo más afectado por esta marea amarilla de restricciones.  Vean por qué. Los más pudientes cambiarán el vaso por la cerveza, y los menos, se verán obligados a cargar con una neverita y a comprar marca blanca del super (San Michel o Cruzprado) para sobrevivir al partido con el gañote mojado. Lo de quedar horas antes y tomar unas tapas, queda cuasi suprimido. Se irá al bar, por eso de echar un pequeño cable al negocio (y para calentar gratis el potito de la chiqui), pero ya comido, aunque no del todo. Solo habrá margen de maniobra presupuestaria para un Yoplait de vainilla.

De casa se llevará uno también el embutido para el bocata del descanso, cuatro lonchas de chorizo Carrefour a lo sumo (1 euro la badeja). El pan sí que se comprará en la cantina, que al parecer este año pondrá precios interesantes y ofrecerá 6 pulguitas a un euro y barras andaluzas a 40 céntimos. Por supuesto, el refresco queda descartado. Para evitar engolliparse se aconseja recurrir a una botellita de plástico vacía y llenarla en los baños. Grima da, pero mejor arriesgarse a una infección a tener que verse obligado a comprar un refresco caro y encima sin tapón (cola kilométrica incluida) como está la vida...

Por supuesto, las dilatadas jornadas con la peña (con la euforia se le dá demasiada rienda suelta a la cartera), se reducirán a breves tertulias futbolísticas, más dinámicas y baratas, a minuto máximo de tiempo de palabra por contertulio (si alguien se enrolla demasiado se le baja el micrófono en 59 Segundos). Se estima que con esta medida puede ahorrarse una media de tres cañas por persona. 

Y cuando el equipo juegue fuera, supresión absoluta de desplazamientos. Como mucho, a casa del colega más acomodado, pertrechado con tapers y empanados, papas fritas y  whisky JV y a escuchar el partido por la radio, como hacían nuestros abuelos. Y por último, en cuanto a indumentaria, al fútbol, siempre de amarillo, pero con una camiseta del Piojo o recuperar del cajón de la ropa vieja la Meyba de Mágico, que con lo que cuesta la oficial, se pagan tres cuartos y mitad de abono para toda la temporada.




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